lunes, 28 de abril de 2025

El misterio del corazón de plata

 


En una ciudad, se encuentra Alfonso, un chico de 32 años que trabaja en una tienda de anticuarios. En una mañana fría, le llega un cliente. El lo saluda y se presenta: mi nombre es Ernesto, quiero que revise que hay en el interior de este  cofre y se lo vendo. Alfonso lo revisa y observa que tiene una cerradura en forma de un trébol. Alfonso pregunta al señor Ernesto si el cofre contenía alguna llave. Ernesto le dice: Se supone que tenía una llave de esa forma pero ignoro donde la deje. Alfonso extrañado le dice: pero ¿En donde la podrá haber dejado? Ernesto le comenta: creo puede usted abrirla. Alfonso en ese momento, busca un martillo y un clavo grande  para poder abrir el cofre. Al abrir el cofre, Alfonso observa adentro y ve que hay un gran corazón plateado con una inscripción. En la inscripción, se menciona lo siguiente: el que pueda poner el corazón en la estatua del santo San Hipólito, obtendrá una gran fortuna. Alfonso entonces busca un artículo sobre el santo y recuerda que en un lugar de la ciudad hay una estatua del santo. Hace memoria y recuerda que hay una estatua en una iglesia cerca de su negocio. Alfonso le comenta a Ernesto: debería acompañarme a usted a la iglesia, luego vemos lo del cofre. Alfonso y Ernesto se meten a un auto que pertenece a Alfonso y deciden manejar hacia la iglesia. Atraviesan varias avenidas hasta llegar a una calle donde está la iglesia. La iglesia es grande y en ellos se meten Alfonso y Ernesto. Llegan a una parte del templo donde ven precisamente la estatua. Alfonso decide poner el corazón plateado en el pecho de San Hipólito y al ponerlo este brilla con intensidad. Entonces San Hipólito alza un brazo y saca un objeto curioso. Este objeto es un anillo con una inscripción curiosa que dice: lux inmortae. Ernesto agarra el anillo y se lo da a Alfonso y le comenta: creo que debes limpiar el anillo. Entonces regresan a la tienda de anticuarios y limpian el anillo. Al limpiarlo, ven que el agua donde pusieron el anillo brilla intensamente. El agua brilla con mucha claridad. Entonces el anillo sale volando y se pega en el techo. Ernesto  voltea hacia el techo y agarra el anillo. De repente, del anillo sale un genio de color verde amarillo y con un turbante que les pregunta: ¿Que desean ustedes? Alfonso le dice al genio: Quisiera tener mucho dinero, necesito que mi negocio crezca. En ese momento, el genio le dice claramente: concedido. En ese momento, el genio aparece una caja con un candado. En ese momento, el genio les dice: si ustedes logran abrir la caja, el tesoro será suyo. Alfonso va de nuevo por un gran clavo y un martillo y golpea la caja con ella. Entonces, Alfonso nota que no se abre fácilmente. Le pregunta al genio: ¿Por qué no se abre la caja? El genio le dice: Primero tienes que sentir en tu corazón si realmente quieres ese dinero. Alfonso se queda pensando y le dice: Bueno si lo quiero pero tengo un problema con eso. El genio le pregunta: ¿Cuál es tu pregunta? Le dice: si lo necesito pero si me acaba el dinero ¿ Que podría hacer? El genio le responde: tu puedes volver a tener fortuna, pero solo si lo deseas de corazón. Alfonso entonces abre el cofre y ve que hay precisamente muchas monedas. El se queda contento y le agradece al genio. El le dice: dile a tu cliente que puede llevarse el anillo y el corazón. Agarra los objetos con gusto y los guarda en su mochila. Entonces Ernesto se despide de Alfonso y se retira de nuevo hacia su casa. Alfonso se sienta en su silla de escritorio y deja ahí el baúl con el dinero. Se acuesta en su cama y se duerme. En ese momento, aparece San Hipólito ante la cama y le dice: debes buscar una forma en como invertir el dinero. Alfonso se asusta y cae y rompe accidentalmente su despertador. Y entonces San Hipólito agarra el baúl y se lo lleva a otra parte. Alfonso se queda inmóvil en su cama pensando que hacer y decide irse a otra parte. Agarra un extinguidor y quiere lanzarlo contra San Hipólito pero se detiene y le dice: oye yo soy tu amigo, no enemigo. San Hipólito se sienta en una silla y le dice a Alfonso: si espero pases buena noche. Me llevaré el baúl y te dejo el dinero. En ese momento, se va y Alfonso decide dormirse bien. 

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